Los acercamientos del régimen a China

En Venezuela, estando bajo el régimen de Hugo Chávez, a partir del año 2001, se impulsaron nuevas relaciones comerciales y políticas con la República Popular China, la estrategia del gobierno venezolano se basó en el uso del petróleo como instrumento diplomático, mientras China -con el pragmatismo que caracteriza su agenda en el comercio internacional (la cual le ha permitido un gran alcance en política exterior)-, cooperó con esta idea. A partir del año 2008 las relaciones comerciales y políticas entre ambas naciones trascendieron, instalándose múltiples Comisiones Mixtas de Alto Nivel, que para la fecha logran firmar más de 300 acuerdos y cooperación financiera de 25.000 millones de dólares (según el Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores: MPPRE).

El gobierno venezolano definió esta nueva relación como una alianza estratégica que le permitiría contar con un amigo, con el cual comparte una visión de un mundo multipolar, la diversificación del mercado petrolero y la independencia de los pueblos de la dominación del imperio norteamericano. Comienza entonces una alianza política y económica con este país asiático, en donde prevalecerían, supuestamente, los siguientes principios:

  1. Cooperación,
  2. Complementariedad,
  3. Interés compartido,
  4. Soberanía,
  5. Comercio equilibrado,
  6. Respeto mutuo.

Inicia la concreción de convenios en las áreas petroleras, minerales, infraestructura, tecnológica y militar con China. Se otorgan licencias a empresas petroleras de ese país; entrega de áreas de explotación minera; construcción de viviendas; entre otros. A cambio, China le otorgó al gobierno Venezolano grandes préstamos o financiamientos que superaron los 56.000 millones de dólares pero además con una nueva modalidad, recibir a cambio como parte del pago petróleo, acuerdo que, de una manera u otra, hipotecó el futuro del país.

El colapso económico del gobierno de Nicolás Maduro

El gobierno de Nicolás Maduro se ha caracterizado por un nefasto desempeño económico y social que tiene sumergido al país en una profunda crisis donde resalta la destrucción de la capacidad productiva, que enfrenta por quinto año consecutivo la caída del PIB y pérdida de casi el 50% del tamaño de su economía según la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL); déficit fiscal crónico que supera el 20% de acuerdo al Banco Central de Venezuela (BCV); reservas internacionales prácticamente inexistentes que se ubican en 8.576 millones de dólares según el mismo BCV; deuda externa superior a los 135.000 millones de dólares de acuerdo a los cálculos de la Asamblea Nacional; insolvencia en el pago de compromisos financieros internacionales; caída de la producción petrolera a niveles de 1,34 millones de barriles por día; inflación diaria de 4% según los cálculos de la Asamblea Nacional, 223% en el mes de agosto y 200.005% interanual, según el Parlamento; destrucción del salario y ahorros de los trabajadores y 87% de pobreza, pero peor aún la pobreza extrema en alza con un 61,2% (ENCOVI 2017).

Hemos expresado en otras oportunidades que la dictadura trata de esconder su fracaso durante estos años haciendo uso de campañas propagandísticas, múltiples “anuncios sobre nuevos anuncios”, decretos y medidas, acompañadas de una ofensiva comunicacional en la que responsabiliza a otros de su nefasta gestión. Sin embargo, ya le resulta difícil ocultar los grandes retrocesos en materia económica y social.

La dictadura necesita auxilio financiero

Los aportes financieros chinos al país se interrumpieron hace casi tres años, cuando Venezuela solicitó que se considerara un cambio de los términos de las condiciones de pago establecidos en los tiempos de la bonanza petrolera, por no poder cumplir los compromisos adquiridos. Debe resaltarse que durante los años en los que la economía de Venezuela crecía y los precios del crudo eran muy altos, se actuó de manera irresponsable con la nación y el gobierno asumió estos acuerdos de endeudamiento con garantía petrolera.

China flexibilizó los términos de pago de unos 19.000 millones de dólares de deuda al gobierno de Maduro, y que aplicaba la modalidad de pago con petróleo por dinero. Actualmente, la caída en la producción petrolera por el colapso de PDVSA, pone al país en apuros para cumplir las responsabilidades de pago a China en un valor equivalente de 500.000 barriles de petróleo diarios aproximadamente.

El 17 de agosto Nicolás Maduro, en cadena nacional, le presentó al país un conjunto de anuncios en materia económica que el mismo denominó: «Programa de Recuperación Económica, Crecimiento y Prosperidad». Dicho plan, en palabras del propio Maduro a los medios de comunicación, obedece a una serie de medidas recomendadas por el“Centro de Investigaciones para el Desarrollo del Consejo de Estado de la República China”, con la finalidad de tratar de equilibrar la economía venezolana, evidenciando que estamos en presencia de un plan de ajustes económico de los chinos para Venezuela y que Maduro lo asumió para poder acceder a nuevo financiamiento.

No existen dudas que el objetivo del viaje realizado por Nicolás Maduro a China el 15 de septiembre del 2018, fue buscar apoyo político y financiero, dadas las necesidades de efectivo que tiene la dictadura. Para ello cual la estrategia es endeudar, entregar e hipotecar aún más el futuro del país. Al regresar de la gira muchos han sido los mensajes de las fuentes oficiales sobre los supuestos logros en materia de cooperación financiera para Venezuela, hablan de 28 acuerdos suscritos con el gobierno de Xi Jinping relacionados con inversiones en el sector petrolero, telecomunicaciones, minería  y otros. Informan también que los acuerdos alcanzados en la XVI Comisión Mixta de Alto Nivel están establecidos en el «Programa de Recuperación Económica, Crecimiento y Prosperidad» y en las metas de desarrollo común de ambas naciones.

Aunque el ministro de economía Simón Zerpa, insiste en que el Banco de Desarrollo Chino otorgará un nuevo préstamo de 5.000 millones de dólares, para la fecha no se pueden confirmar por fuentes o medios chinos los compromisos concretos en cuanto al desembolso de nuevas líneas de crédito, estos recursos que requiere el gobierno son imprescindibles para tratar de paliar la crisis y afrontar compromisos financieros de la nación en circunstancias donde la capacidad de pago de Venezuela está en duda.

Mientras tanto, en Venezuela las políticas implementadas recientemente no se expresan en mejoras para los ciudadanos, en cambio se observa un recrudecimiento de la escasez, desabastecimiento e inflación. Es evidente entonces que el gobierno no da respuesta a los principales problemas del país y, por el contrario, el escenario que se avizora es de aguda crisis económica y social, originada por la nefasta gestión económica de la dictadura que está entregando una cuantiosa parte de nuestros recursos al gigante asiático.


Economista Luis Crespo / Especial para Provea