Esta situación no solo perjudica a quienes viven con VIH sino que tiene un impacto directo en toda la población, en tanto personas que podrían tener una vida sana caen en ruinosas enfermedades debido al SIDA, enfermedades y pérdida de productividad que empobrecen a toda la sociedad, y además está demostrado que en la medida que las personas que viven con VIH /Sida no reciben su tratamiento es más probable que el virus se expanda entre las demás.
Para nadie es un secreto que la crisis de salud golpea a todos los venezolanos, pero de lo que no se habla con tanta frecuencia es que las personas con VIH en el país viven en un peligro inminente de perder sus vidas a causa de la entrega intermitente de los antirretrovirales y la escasez de reactivos para realizar las pruebas de control que necesitan.
Las ONG que trabajan por los derechos de las personas con VIH en Venezuela han denunciado insistentemente durante los últimos 4 años la grave situación que se vive en materia de VIH/Sida. En la actualidad, las y los activistas alzan sus voces en medios y con campañas en redes sociales para exigir a las autoridades dar una respuesta clara ante el creciente desabastecimiento de antirretrovirales para tratar a los pacientes con el virus de inmunodeficiencia humana.
Esta situación no solo perjudica a quienes viven con VIH sino que tiene un impacto directo en toda la población, en tanto personas que podrían tener una vida sana caen en ruinosas enfermedades debido al SIDA, enfermedades y pérdida de productividad que empobrecen a toda la sociedad, y además está demostrado que en la medida que las personas que viven con VIH /Sida no reciben su tratamiento es más probable que el virus se expanda entre las demás.
“No Hay”
Mas de 76.000 personas con VIH aparecen registradas en el Programa de Suministro de Antirretrovirales del Programa Nacional de Sida del Ministerio del Poder Popular para la Salud, la crisis afecta al menos a 80% de quienes dependen de los tratamientos para poder vivir y que además deben recibirlos, sin costo alguno, tal y como lo establece la legislación venezolana.
No hay otra opción. A diferencia de otros países, donde al menos en algunas farmacias se pueden conseguir medicamentos esenciales contra el VIH, en Venezuela los férreos controles lo impiden.
A finales del mes de agosto se pudo conocer por una campaña en redes sociales de Acción Solidaria, Gente en Positivo, Accsi y StopVIH que los medicamentos antirretrovirales permanecieron bloqueados en aduana por más de 9 días, sin alguna explicación clara en los centros de salud públicos ya que son los entes encargados de su distribución. Los usuarios entraron en desesperación debido a que en su mayoría mientras esperaban la entregan, posponían el tratamiento para lograr que rendir la dosis hasta comienzos del mes de septiembre, tiempo en el que habían notificado llegarían los ARV. Lo cierto es que en la actualidad la mayoría de estos centros todavía no poseen Viraday, Ritonavir, Complera, Reyataz, Raltegravir ni Kaletra. Hecho que parece habitual desde el año 2015 cuando comenzó la escasez esporádica de estos medicamentos vitales.
Con las pruebas sucede lo mismo
También de manera intermitente trabajan los laboratorios del país, los reactivos para practicar serología en centros públicos y privados tienen disponibilidad de casi 10% y una vez cada tres meses, por lo tanto, existe poca capacidad del sistema de salud venezolano para diagnosticar la carga viral para su seguimiento y control. Los hospitales públicos han renunciado a las pruebas de detección del VIH (Virus de Insuficiencia Humana), hecho que parece anunciar el colapso del sistema de salud.
La situación es tan grave con la inexistencia de reactivos e insumos para la realización de pruebas de detección primaria del VIH y pruebas de monitoreo y control para el tratamiento de la infección, que según el informe presentado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la Organización de Estados Americanos (OEA), elaborado por el Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea) y la Coalición de Organizaciones por el Derechos a la Salud y a la Vida (CODEVIDA), al menos 300 mil personas pueden haber contraído el virus de inmunodeficiencia humana entre ellas 2.300 menores de 12 años de edad. También se indica que anualmente se registran al menos 11 mil nuevas infecciones y que no menos de 2.500 personas mueren cada año por complicaciones asociadas al sida en el país.
Profesionales afectados por las crisis
Carlos Pérez es médico infectólogo, trabaja en varios hospitales venezolanos y afirma que debido a la ausencia de cifras oficiales las únicas estadísticas epidemiológicas disponibles son las que se construyen día a día con los pacientes que atiende. “Hay escasez de todo hasta de cifras y con todo esto el retorno de enfermedades que son imposibles tratar o curar sin tratamientos”.
“No hay especialistas para tratar infecciones ni complicaciones de salud asociadas a la epidemia. A finales del mes de agosto nos enteramos que se fue a otro país el último infectólogo que trabajaba en el servicio de VIH del hospital Luis Ortega de Porlamar. Esto es una tragedia. Emigran de todas las especialidades, pero infectólogos somos muy pocos los que nos quedamos aquí”.
Un panorama gris que no aclara porque no hay medicamentos y esto no pasa solo con los ARV, personas con cáncer o simplemente pacientes que se están recuperando de una operación o tienen una infección no pueden obtener ningún antibiótico. Hay estantes vacíos en todas partes del territorio nacional. Niñas, niños, madres y adolescentes están entre quienes mueren innecesariamente porque no toman sus medicinas.
En 1998 Venezuela contaba con un programa de Sida moderno, las campañas de prevención se daban en todos los centros de salud y los medicamentos no se retrasaban, existía más esperanza de vida para personas con VIH, ahora solo es un recuerdo. “El 80 por ciento de las personas con VIH no están recibiendo tratamiento debido a la escasez”, finalizó Pérez.
Las organizaciones de la sociedad civil que trabajan con personas VIH afirman que desde que la crisis económica aumentó, son miles quienes no reciben atención médica adecuada, los medicamentos llegan pero no son suficiente y las respuestas no son claras, solo la intermitencia y la esperanza de vida agotada día tras día hasta que las autoridades acepten la apertura de un canal humanitario que permita la entrada de medicinas al país.
Amnistía Internacional Venezuela