Varios familiares de los reclusos fallecidos el pasado primero de mayo de 2020 en el “Centro Penitenciario de Los Llanos” (Cepello), en Guanare, Estado Portuguesa, alzaron su voz y acusaron a las autoridades militares de asesinato, echando por tierra la versión oficial que señaló que las muertes se registraron debido a un intento de fuga, que dio lugar a un intercambio de disparos entre los privados de libertad y los funcionarios que custodian el penal.
Como se recordará, los hechos se registraron el viernes 1 de mayo de 2020, dejando un saldo de 47 muertos y 75 heridos.
El motín que comenzó pasada la una de la tarde y terminó cerca de las once de la noche dejó en evidencia las condiciones de insalubridad, hacinamiento, falta de comida, y enfermedades infecto contagiosas, que afectan a los privados de libertad de este recinto carcelario y que habrían sido el catalizador de la protesta protagonizada por los reclusos.
Familiares y funcionarios señalaron que el “líder negativo” del penal, organizó la protesta para exigir mejores condiciones de reclusión. Según el relato de los familiares, en una parte conocida como «La Fosa» este líder habría obligado a los reclusos a que se adelantaran hacia la parte de la cerca perimetral, la cual posteriormente fue derribada para dejar entrar a los familiares con la comida que llevaban a los reclusos.
El General de Brigada, Gherson Chacón Paz, Jefe del Destacamento de Zona de la Guardia Nacional Bolivariana en Portuguesa estuvo a cargo de la operación. Señalaron algunos familiares que el mismo General fue quien no les permitió el reconocimiento físico de los cuerpos de los reclusos ajusticiados.
Expresaron que les dieron unos álbumes para reconocer a los muertos. Solo les enseñaron la foto de la cara, para evitar que se supiera el estado deplorable en que estaban los cuerpos por la masacre.
A algunos de los familiares, les informaron que las autoridades habrían ordenado la creación de una fosa común para enterrar a los cuerpos. De acuerdo con familiares, el General Chacón Paz, anunció la entrega de urnas, pero que el acceso a los cuerpos estaba restringido.
Por exigir comida fueron ajusticiados
Cuatro de los reclusos de la lista de 47 muertos en la masacre eran del Estado Lara y, entre ellos, se encontraban Nelson Alfonso Carreño Valenzuela, José Patiño Leandro; y Víctor Daniel Cordero Leal.
Apenas se enteró de la masacre, Adriana Leandro, madre de José Patiño Leandro, se trasladó hasta Guanare para iniciar los trámites y así poder llevarse el cadáver de su hijo. “Yo deseaba llevarme a mi hijo vivo, pero ahora me lo tengo que llevar muerto», dijo en medio de su dolor. “Los reos del Cepella fueron objeto de una masacre, por lo que queremos desmentir ante los medios de comunicación que en ningún momento hubo intento de fuga”, añadió.
La historia de la madre de José no es la única; otras tres madres tuvieron que viajar por dos horas, de Barquisimeto a Guanare para poder retirar los cuerpos que tenían más de 48 horas en la morgue de Guanare y ya estaban estado de descomposición.
Uno de ellos fue el cuerpo de Nelson Alfonso Carreño Valenzuela, que fue sepultado apenas llegó a la capital larense, pues debido a la pandemia por el Covid-19 no pudieron realizar un funeral.
Marline Hernández, familiar de Daniel Alberto Hernández Hurtado, otra de las víctimas de la masacre de la cárcel de Guanare, reiteró que algunos presos protestaban el viernes primero de mayo, debido a los obstáculos para impedir el ingreso de alimentos para los reclusos. Según señala, fue en medio de la protesta, que los funcionarios comenzaron a disparar contra los prisioneros.
“Vivimos la zozobra, angustia, preocupación y dolor al ver de la manera tan cruel, fría y despiadada, como asesinaron a muchos de los privados de libertad. Fue algo espantoso”, expresó Hernández.
Comentaron algunos familiares de las víctimas de esta masacre, que la mayoría los cadáveres de los reos muertos, estaban descompuestos y así fueron entregados a los parientes, y los que no estaban identificados, supuestamente, fueron sepultados en fosas comunes.
Según versiones policiales, las heridas de los reclusos fueron por balas y esquirla de granadas. De los 47 muertos, al menos 30 fueron reconocidos por sus parientes.
El Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) exigió una investigación inmediata, exhaustiva e imparcial, a los fines de establecer la veracidad de los hechos.
Cárceles de hambre y enfermedades en Venezuela
La cárcel de Cepella, contaba con más de 2.000 privados de libertad y tenía condiciones de reclusión pésimas, de acuerdo con la ONG Una Ventana a la Libertad.
Carolina Girón, directora del Observatorio Venezolano de Prisiones, señaló que este penal tenía un hacinamiento crítico de 333%, con una capacidad instalada para 750 personas, pero con una población que para entonces rondaba los 2.500 presos.
De los muertos registrados durante el suceso todos eran presos y no se reportó ninguna víctima mortal de la parte de las autoridades carcelarias que se encontraba trabajando en el momento en el que ocurrieron los hechos.
Víctor Calderón, padre de Miguel Eduardo Calderón Camacho, procesado por robo agravado y uno de los 47 fallecidos, indicó que es “inaudito” como actuaron las autoridades contra estos reclusos. “Los mataron a mansalva, fue una masacre lo que hicieron”, denunció.
Calderón explicó que el mismo día del motín recibió una llamada de los responsables de la cárcel, por lo que pudo ingresar al penal en la mañana y reconocer el cadáver de su hijo a través de fotografías que le mostraron en una computadora. Pidió justicia y espera que lo ocurrido en esta cárcel acarree sanciones contra los implicados.
Los familiares de los reclusos asesinados viajaron de Barinas, Lara, Trujillo y Yaracuy para retirar los cadáveres, en medio de las restricciones de movilidad por la cuarentena y la escasez de gasolina.
Indicaron, que los que el costo de traslado de los cadáveres hasta su estado de origen osciló entre los 150 y 400 dólares.
“Tuvimos que pedir dinero prestado a familiares y amigos, vendimos cosas de la casa y empeñamos algunos artefactos para costear los gastos funerarios”, dijo Adriana Leandro, la madre de José Patiño.
De acuerdo al Observatorio Venezolano de Prisiones, el pasado 16 de mayo finalizó el desalojo del Cepella, cuya población fue distribuida en diversos recintos penitenciarios del territorio nacional.
Según información publicada en la página web del Ministerio de Servicio Penitenciario, 1.718 presos fueron trasladados a penales con régimen penitenciario y 380 a penales con régimen abierto, para un total de 2.098 reclusos trasladados. Además, cinco reclusos fueron trasladados hasta un centro asistencial tras resultar heridos en la masacre de Cepella.
Listado de reclusos fallecidos identificados y publicado en Últimas Noticias
Arturo José Quintero Serrano
Wilson José Velazco Poblador
Etvenson José Pérez
Deivis Rafael Meneses Estupiñan
Nelson Alfonso Carreño Valenzuela
Ytalo Gregorio Troncosa Troncosa
Yohanny Gregorio Bambelis Díaz
Luis José Salazar Chirinos
Jonathan Calixto Guerrero Martínez
Jesús Alberto Vargas Gutiérrez
Nilson José López
Jencer Hendrick Querales Espinoza
Raizer Elías Parra Este
Miguel Eduardo Calderón Camacho
Víctor Daniel Cordero Leal
Rubén Darío Herrera Pineda
Edgar Alexander Rojas Montes
José Alexander Rondón
José Javier Molina Rondón
Johan Alexander Roa Briceño
Leimel José Pizzani Rangel
Daniel Alberto Hernández Hurtado
Pedro Manuel Rojas González
Carlos Yohan Yépez Medina
Yhon Deyber Ramón Vílchez Rodríguez
Jendirson José Barrios Zambrano
Leandro José Patiño
Jonathan José Roja Alizo
Deivixon Jonas Rivas Simoza
Eimar Fabricio Martínez Noriega
Reucarys José García Pérez
José Gregorio Montilla Villegas
Joharlis Javier Benites Segovia
Emmanuel Felipe Mendoza Rangel
Héctor José Zarraga
Jesús Alfredo Mirabal Rivero
Cristian Gabriel Araujo Hidalgo (fuente Últimas Noticias)
Hengerbert Baltazar González Castellano (fuente Últimas Noticias)
Jhonathan Alexander Díaz González (fuente Últimas Noticias)
Deivis Paul Gutiérrez Urdaneta (fuente Últimas Noticias)
(*) Especial para el Centro Gumilla y Provea como parte de la observación a la violencia policial y militar en Venezuela
Foto: Una ventana para la Libertad