El fenómeno en nuestro país es incipiente, consolidado institucionalmente tras la aprobación del denominado Plan Zamora, el 18 de abril de 2017, actuando en un contexto de estado de excepción y emergencia económica inconstitucional.

Si bien la mayoría de estas organizaciones se presentan bajo la denominación “Colectivos”, como explicamos al distinguirlo de la denominación «paramilitar» y «parapolicial», tiene una larga historia en las ideas políticas que excede ampliamente a grupos amparados por el Estado para la realización de labores de contención de la protesta ciudadana. Incluso, en sentido estricto, la niega. Los colectivos de extrema izquierda, en la mayoría de las experiencias, se enfrentan al Estado, no lo refuerzan. No obstante una multiplicidad de iniciativas de incidencia social y política se han creado bajo este nombre, a partir de 1999, en Venezuela. Algunos realizan trabajo de tipo cultural o comunitario, teniendo relaciones con otros “colectivos” urbanos de colaboración, competencia o enfrentamiento. Esto nos lleva a la siguiente conclusión: No todos los colectivos venezolanos son paramilitares, aunque la mayoría de los paramilitares se presenten a si mismos como “Colectivos”.

Una muestra de las tensiones existentes entre ambos fue la rueda de prensa realizada el 09 de julio de 2016 por el secretario general del partido Tupamaros en el estado Trujillo, Jaime Montilla, ante la acusación de haber sido responsables de hechos vandálicos ocurridos en la ciudad: “Ayer lo vimos, se suscitaron hechos delictivos de un grupo denominado colectivos, pero que no son ningunos colectivos porque los colectivos fueron creados por el presidente Chávez precisamente para hacer trabajo en colectivo, y hay hampones y delincuentes que se han autodenominado con estos grupos de trabajo para mal poner a organizaciones políticas como nosotros”. Montillo continuó su denuncia con estas palabras “lo que sucedió ayer lo rechazamos contundentemente, por un lado los estudiantes manipulados y financiados por la derecha y por el otro lado grupos hamponiles que se hacen llamar colectivos bajo la mirada complaciente de la Guardia Nacional y los cuerpos de seguridad del estado salieron a arremeter contra los ciudadanos, atracándolos con armas en las manos”. Montilla estableció la vinculación de estos grupos paramilitares con autoridades estatales: “uno de los que ha auspiciado a este grupo que salió ayer es el antiguo general del Sundde (Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos). Con mucha responsabilidad decimos ya basta, a nosotros no nos van a endosar delitos o las cosas mal hechas de algunas personas que tienen la gran responsabilidad de dirigir los destinos del Estado”.

Por esta razón Provea insiste que hay que calificar la actuación de civiles armados bajo el amparo del Estado como «paramilitares» y no como «Colectivos», para evitar criminalizar a todas las experiencias que se denominen de esta manera.