Vladimir Villegas | Ni el gobierno ni sus medios «del Estado» han querido admitir que millones de venezolanos han salido, huído, escapado o abandonado el país para ponerse a salvo de una desastrosa política económica que ha demolido no solo los salarios y la calidad de vida, sino también el derecho a tener una vida digna, e incluso a soñar con esa posibilidad.

Pero cómo le han dado cabuya a la estrategia publicitaria de atraer hacia el retorno a unas cuantas decenas de compatriotas que ciertamente la están pasando mal en sus nuevos destinos, que no consiguen empleos, que no tienen siquiera para dormir en un lugar con las mínimas condiciones aceptables y que tampoco pueden tener atención médica por muy elemental que sea.

Esos ciudadanos que están siendo «repatriados» en pequeñas cantidades se fueron del país pateados por una realidad brutal, que los hizo dejar afectos, familia, trabajo,casas, amigos, oportunidades y de hecho renunciar a construir un futuro en su propia tierra. No es noticia que millones se hayan ido. Es noticia de primera página que noventa, cien e incluso trescientos o mil se decidieran a aceptar volver en vuelos cuidadosamente preparados con la idea de asignarle la responsabilidad a otros gobiernos por lo que éste , por incapacidad, desidia, políticas equivocadas, corrupción y otras perlas, dejó llegar a estos terribles niveles que hoy los venezolanos estamos presenciando y padeciendo, unos en menor grado que otros.

Aquí todo el que se ha ido debe ser bienvenido. El problema es la realidad económica, el problema es el desastre que ha dejado este gobierno y esta manera de gobernar al margen de la Carta Magna

Esta operación «vuelta a la patria» viene precedida de una inclemente e indolente política » comunicacional» destinada a estigmatizar como » lava pocetas» a todos los que optaron, en pleno derecho, por buscar salidas y soluciones fuera de nuestras fronteras, y por la decisión de impedir la ayuda para la migración venezolana en nuestros consulados y embajadas. El caso de los atropellos que se cometieron y se cometen en Trinidad, por citar un ejemplo puro y duro, es una muestra de la diplomacia del garrote contra los migrantes de la Patria de Bolívar. Ahora vienen con la zanahoria del retorno.

Más allá de la de la demagogia que embadurna esta puesta en escena,qué les espera a los beneficiarios? A algunos tal vez una vivienda, alguna otra recompensa, y, por supuesto, sin salvarse ni de la foto ni del video con el uso oportunista y manipulador que los medios » del Estado» saben hacer de todo aquel que se vea agobiado por necesidades de distinto tenor.

Estos repatriados son, también, pateados y repateados. Se fueron del país por las patadas de una política económica empobrecedora, destructora del aparato productivo y del trabajo como fuente digna de manutención, educación, salud y satisfacción de las grandes necesidades del ser humano. Salieron pateados por la realidad que también les ha puesto su peor cara en otros países, a los cuales llegaron pateados y en muchos casos pateando largos y largos kilómetros, a causa de esta tragedia nacional provocada por uno de los peores gobiernos de nuestra historia, si no el peor. Y no están a salvo de ser repateados por la hiper inflación, por la escasez, la falta de acceso a alimentos y a un sistema de salud digno, e incluso de justicia y seguridad personal mínimamente aceptables. Irónicamente, vuelven a un país en el cual cada vez es más peligroso ejercer el derecho a pataleo. Pateados y casi sin poder patalear…

¿Qué pasaría si todos los que se han ido decidieran volver a través de los vuelos que «ofrece» el gobierno? ¿ Cuánto tiempo durará esta «promoción» de » feliz retorno a Venezuela ? ¿ Y cuántos de los que hoy retornan en la » épica» misión «Vuelta a la Patria» podrán, ahora si, tener un mejor destino en tierra venezolana? Ojalá que les vaya bien aquí en el terruño natal. Aquí todo el que se ha ido debe ser bienvenido. El problema es la realidad económica, el problema es el desastre que ha dejado este gobierno y esta manera de gobernar al margen de la Carta Magna y de cualquier racionalidad imaginable o deseable. El problema es que la cosa está peor que cuando ellos se fueron.

Dios los cuide de ser repateados una vez más. No lo merecen ni ellos ni sus familias, que también tienen el derecho a soñar con el retorno de sus seres queridos. Que la sensación de haber sido burlados y atropellados no los atrape una vez más…


Publicado originalmente en Globovisión.com

│ Periodista venezolano de radio y televisión. Articulista y defensor de la constitución de 1999 @Vladi_VillegasP