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Marino Alvarado

Abogado, Coordinador de Exigibilidad Legal de Provea.

Marino Alvarado Betancourt | Transcurre la tercera semana de crisis nacional en la distribución de la gasolina. Los voceros de la dictadura como ya es normal para situaciones de grave escasez o crisis, lo primero que hacen es negar su existencia. Cuando ya no les es posible, empiezan a buscar justificaciones donde la culpa siempre es de otros pero nunca de ellos.

No hay duda que la escasez de gasolina es consecuencia de la mala gestión pública y la indolencia del gobierno. Es un resultado previsible de la destrucción acelerada de la industria petrolera. Petróleos de Venezuela se sumó a la lista de empresas básicas quebradas por Maduro y su cúpula. Acabaron con Sidor, Alcasa, Ferrominera y ahora le tocó al sector petrolero.

La escasez lamentablemente trae más sufrimiento a la población sobre todo a los sectores más pobres. Maduro y su cúpula no solo se empeña en incrementar la pobreza sino en hacer más difícil cada día la vida a las familias de menores recursos. Es una pesadilla para los más pobres.

La escasez de gasolina agravó el ya difícil problema del transporte público. Las pocas unidades que circulaban, se redujeron. Cuesta más ahora  llegar a los centros de trabajo así como a los centros de estudio. Algunas familias optaron por no mandar los niños a las escuelas y algunos padres que tienen vehículo se han visto imposibilitados de trasladar sus hijos a las escuelas. Aumenta el número de horas sin ver clases que ya eran bastantes por la crisis eléctrica y la escasez de agua.

Esa agudización de la poca circulación de unidades de transporte público incluyendo taxis repercute de manera negativa en el sector salud. Personal de salud que no puede ir a los hospitales o clínicas y personas que requieren atención médica se ven imposibilitados de asistir a las consultas.

Recientemente un empresario declaraba cómo la escasez está afectando la distribución de alimentos. Los camiones no pueden desplazarse o si lo hacen es en menor cantidad por lo tanto las toneladas que se logran ubicar para que las personas puedan comprar es reducida. A eso hay que sumar, principalmente en el interior del país, con racionamientos de electricidad de más de seis horas, los comerciantes tienen dificultad para realizar las ventas ya que ante el poco efectivo circulante recurren a la venta a través de las tarjetas bancarias. Para garantizar los puntos funcionen usan unas pequeñas plantas eléctricas que requieren de combustible. Así que sin luz y sin combustible, las ventas se paralizan.

Todo se agrava

Ya antes de la escasez de gasolina, había un grave problema en la distribución de gas doméstico. En la crisis generalizada de la distribución de gasolina se agudizó más tal situación, lo que obliga a muchas familias a tener que cocinar con leña, ni siquiera con carbón, por lo costoso que está. En esas condiciones son menos las veces que se preparan alimentos. Aumenta el hambre y la malnutrición

De tal manera que ante la ya existente Emergencia Humanitaria Compleja los riesgos para muchas familias pobres se incrementaron o para personas con necesidad de atención médica. Hay estados, como el Zulia donde se vive el riesgo de una catástrofe humanitaria. Sin luz, sin gasolina, sin agua, con gran escasez de alimentos y padeciendo altas temperaturas, la vida de los zulianos y zulianas se llevó a niveles extremos. De seguir tal situación podemos tener a corto plazo una grave situación con riesgo a mayor número de pérdidas de vidas y de desplazamientos forzados que ya se vienen produciendo por goteo.

Una vez más la indolencia e ineficacia de la dictadura lleva a las familias en Venezuela más angustia y penurias.

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