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Marino Alvarado

Abogado, Coordinador de Exigibilidad Legal de Provea.

Marino Alvarado | Las protestas reclamando servicio de agua pican y se extienden a lo largo y ancho de la geografía nacional. La mayoría de las personas que vienen protestando son de los sectores más pobres, los que son castigados con frecuencia con varias semanas sin recibir una gota de agua. Pero se empiezan a sumar sectores de urbanizaciones de clase media que están sufriendo la escasez.

No hay duda que en Venezuela en este momento hay una crisis en el suministro de agua. Crisis que se suma a la que ya padece el pueblo con el transporte público y en muchas regiones con los frecuentes apagones. La indolencia del gobierno deteriora cada día más las condiciones de vida de la población. No hay ninguna garantía que con Maduro gobernando la situación mejore. La élite que gobierna es indolente ante el sufrimiento del pueblo.

Que haya millones de familias afectadas en sus hogares porque tienen que pasar varios días sin agua además de incomodo genera problemas de salubridad. Los recipientes donde se deposita el agua no siempre están higiénicos y el agua acumulada tras varios días puede producir variedad de insectos que generan enfermedades.. A veces llega tan pocos minutos que las personas no tienen el tiempo de lavarlos y se va acumulando sedimentos en el fondo. Hay madres que deben mandar a sus hijos a la escuela con los uniformes sin lavar porque en la semana no les llegó agua. Muchas personas repiten la ropa una y otra vez porque no han tenido posibilidad de lavar. Algunas personas aprovechan las lluvias para medio lavar e incluso para bañarse.

La suspensión de clases por falta de agua en las escuelas es frecuente. No sé si el ministro de educación Elías Jaua ha orientado a sus funcionarios para que calculen las horas de clase que se han perdido. Pero hay escuelas que en ocasiones suspenden las clases toda una semana. Algunas por lo menos dos de los cinco días semanales de clase. En los servicios de salud pública viene ocurriendo lo mismo. Se suspenden citas médicas y odontológicas. En algunos hospitales no se ha podido garantizar los alimentos a las personas que permanecen hospitalizadas.

El gobierno ha descuidado los embalses, la maquinaria para bombear el agua, las tuberías matrices y no adopta medidas preventivas eficaces ante imprevistos de envergadura. Esta crisis no es de 2018. Son màs de cinco años. Lo negativo es que no se nota ninguna voluntad de resolverla sino que la población padece su agudización.

Junto al descuido para invertir en la infraestructura hídrica y en un eficaz plan de mantenimiento de la existente, se suma la contaminación de las extensiones de agua que deberían servir como fuentes para su distribución. Sumado a una política ambiental que se orienta a destruir el medio ambiente como ocurre con el proyecto del arco minero.

El llamado Plan de la Patria que se convirtió en un largo listado de promesas incumplidas establece en el Objetivo Histórico número tres que se garantizaría el fortalecimiento y mejora de los sistemas de agua potable. El resultado es todo lo contrario.

La población tiene pleno derecho a exigir en la calle servicio de agua eficiente. Que se le garantice agua potable, suficiente, continua y accesible. Tiene derecho a alzar la voz y exigir de las autoridades pronta solución.

Las luchas dispersas que se vienen produciendo hay que hacer un esfuerzo por coordinarlas. Un pueblo unido en sus luchas tiene mayores posibilidades de obligar al gobierno a atender los reclamos.

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