Humberto Prado | Dirían en mi barrio, “ahora me cuentas una de vaquero”, la Ministra, en rueda de prensa expreso, «Nuestro sistema penitenciario no solamente es elogiado, sino que está sirviendo de ejemplo para otros países del mundo (…) Aquí se respetan de manera religiosa los derechos humanos”.
Fíjense la realidad: en Venezuela, Tiroteado y posteriormente descuartizado falleció un número incierto de privados de libertad que se negaron a cumplir las órdenes del “pran” de la Penitenciaria General de Venezuela (PGV), en el estado Guárico. Casi 15 días después del desalojo de este penal, efectuado el 28 de octubre, comienzan a aparecer los vestigios de lo que fue una guerra a sangre fría dentro de un espacio que se escapó del alcance del Estado venezolano.
Hace pocos días, cerca de la puerta principal de la PGV e incluso en una especie de nichos improvisados dentro de las celdas, funcionarios de Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) exhumaron partes humanas como piernas, brazos y manos. ¿A quiénes pertenecen? ¿Por qué el Estado venezolano no les garantizó su derecho a la vida?
Pasaron muchos años antes de que la ministra de Servicios Penitenciarios, Iris Varela, decidiera intervenir en la guerra interna liderada por los “pranes”, quienes están armados hasta los dientes ante la mirada indiferente de la Guardia Nacional Bolivariana, no solo en la PGV sino en todas las cárceles del territorio nacional.
Los presos en Venezuela son confinados en infraestructuras donde reina el poder del más violento, el hambre, el hacinamiento y la desidia
Al parecer, los restos pertenecen a los reclusos asediados por un lucero (mano derecha del pran), conocido como “Santini”, quien era el encargado de descuartizar a todos los que en primer lugar eran tiroteados por el “pran” por no pagar la “causa” semanal. El hallazgo de estos restos humanos me lleva a recordar una vez más el caso de Francisco Dionel Guerrero Lárez, cuyos familiares recibieron una llamada hace siete años en la que les informaron que el hombre había sido asesinado y enterrado en uno de los patios del penal, pero hasta la fecha no se sabe nada de él.
La presunta muerte de Guerrero Lárez es una de las tantas lideradas por los “pranes”, quienes durante años hicieron y deshicieron ante la mirada atónita del ministerio y directores que desfilaron por este penal, quienes incluso le aseguraron a la familia que el recluso se había fugado. Al parecer, el hombre desaparecido criticó el aumento de la “causa semanal”, lo que fue suficiente para generar la ira de uno de los líderes negativos, que inmediatamente ordenó que lo mataran.
En la actualidad, los espacios de la PGV fungen como un cementerio de hombres sin identificar, cuyos familiares claman por brindarles cristiana sepultura ¿Cuántos años pasarán ahora para que la ministra de a conocer los nombres de estas víctimas? Toda esta situación es una contundente violación al artículo 272 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la cual establece que “El Estado garantizará un sistema penitenciario que asegure la rehabilitación del interno o interna y el respeto de sus derechos humanos. Para ello, los establecimientos penitenciarios contarán con espacios para el trabajo, el estudio, el deporte y la recreación. En general, se preferirá en ellos el régimen abierto y el carácter de colonias agrícolas penitenciarias. En todo caso, las fórmulas de cumplimiento de penas no privativas de la libertad se aplicarán con preferencia a las medidas de naturaleza reclusorio”.
En lugar de encontrar un espacio para la rehabilitación y reflexión sobre los actos que cometieron en contra de la sociedad, los presos en Venezuela son confinados en infraestructuras donde reina el poder del más violento, el hambre, el hacinamiento y la desidia. Es decir que la situación de los derechos humanos de los presos, tanto en centros penitenciarios como en centros de detención preventiva, no es nada alentadora como pretende hacer creer la ministra Varela a los venezolanos y ante los organismos internacionales.
Es necesario recordar que la ministra Varela tuvo el atrevimiento de mentir en el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en Ginebra, donde aseguró que el sistema penitenciario venezolano es uno de los mejores del mundo y que el Gobierno venezolano preserva los derechos humanos y dignifica a los privados de libertad.
¿Venezuela garantiza verdaderamente los derechos humanos de los presos? No parece, pues el 100% de los privados de libertad sobreviven en estos espacios no aptos, luchando contra la violencia, el hambre y la insalubridad. Entonces, señora Ministra ¿Está usted segura que nuestro sistema penitenciario es uno de los mejores del mundo?
Seguro estoy de una cosa estimados lectores, Venezuela mintió en el Examen Periódico Universal.