23 de junio de 2020 — En un contexto de crecimiento alarmante del covid-19 en América Latina, la FIDH y 22 de sus organizaciones miembros publican hoy una nota que alerta frente al riesgo que se agudice la desigualdad y se retroceda a niveles de hace una década en materia de pobreza en la región. La FIDH y sus organizaciones miembros firmantes llaman a los Estados a poner en marcha un nuevo pacto social que priorice políticas fiscales más redistributivas, que suspenda la deuda externa y sus intereses, y que luche contra la corrupción, con el fin de captar y liberar recursos para mitigar las consecuencias sociales y económicas de la pandemia del covid-19.

Siendo América Latina el nuevo epicentro del coronavirus, además de los muertos, el hambre ha incrementado de forma dramática. En América latina, cerca del 50% de la población trabaja en condiciones de informalidad, lo que corresponde a 140 millones de personas. Para estas familias, cuyas economías se rigen en la informalidad, el hecho de tener que acoger el llamado del “Quédate En Casa” implica una supresión inmediata de sus ingresos, lo cual ha tenido repercusión directa sobre la posibilidad de alimentarse, pagar arriendo o créditos de vivienda y otros servicios básicos. Las políticas publicas deben priorizar las acciones que busquen evitar que esta crisis sanitaria se transforme en crisis alimentaria. El acceso al agua directamente vinculado a la difusión del virus es también fuente de preocupación en toda la región. 65 millones de personas no tienen acceso al agua y jabón. Las zonas rurales son las más afectadas.

El alto número de muertes por causa del covid-19 ha dado visibilidad al desmantelamiento del sistema de salud público, a la precariedad laboral de los trabajadores de la salud, a la falta de insumos médicos como ventiladores y número de camas en hospitales públicos características también presentes, a veces en grados menores en otros continentes.

A esto se suma, en América Latina que los centros médicos se encuentran concentrados en su mayoría en las áreas urbanas, dejando así desprotegidos a un gran número de habitantes de las zonas rurales y en numerosos países de la región se han registrado escándalos de corrupción por el mal manejo y malversación de fondos destinados a comprar los insumos médicos para combatir la pandemia.

A largo plazo, la FIDH y sus organizaciones miembros quieren alertar ahora en el momento álgido de la epidemia cuando todavía se puede de cambiar de rumbo, sobre el grave riesgo que el impacto de pandemia en la pobreza extrema y desigualdad se vuelva permanente, siendo necesario un cambio importante en las políticas que se están implementando/van a implementar.

Pese a que numerosos gobiernos han decretado que proporcionarán ayudas tanto económicas como de alimentación a los ciudadanos de menos recursos, las medidas adoptadas son insuficientes y presentan desde ya problemas en la rapidez de la entrega y en la transparencia de las asignaciones, entre otros.  Además, las políticas de mediano plazo están beneficiando al sector empresarial y a las personas más ricas en detrimento de las personas más desfavorecidas agudizando así las desigualdades socioeconómicas.

En este complejo escenario, la FIDH y sus organizaciones miembros firmantes presentan una serie de recomendaciones a corto y mediano plazo en aras de evitar la agudización de la pobreza y las desigualdades socioeconómicas generadas por el impacto del covid-19 en las poblaciones en situación de vulnerabilidad, haciendo posible construir una sociedad más justa e equitativa en donde los derechos humanos estén en el centro de acción. 

Entre las recomendaciones expuestas en la nota se cuentan: reformas fiscales redistributivas para combatir la agudización de la desigualdad y el aumento de la pobreza extrema, como por ejemplo, la implementación de una renta básica universal financiada con  impuestos a los altos patrimonios permitiendo el pleno y efectivo goce y disfrute de los derechos humanos; la suspensión de la deuda externa y sus intereses, evaluando aquellas que deberían ser anuladas por ser consideradas ilegítimas, odiosas, e ilegales; y finalmente, un mayor monitoreo de los gastos públicos destinados a combatir la pandemia para evitar que los recursos destinados a atender a las poblaciones vulnerables se esfumen por culpa de la corrupción.

Sin una renovación/refundación del pacto social en los Estados, Latinoamérica saldrá de la pandemia más pobre, más desigual y retrocediendo en los avances sociales de los últimos 15 años.

Ligas que se han adherido al pronunciamiento :

  1. Centro de Capacitación Social de Panamá (CCS)
  2. Centro de Derechos y Desarrollo (CEDAL)
  3. Centro de Investigación y Promoción de los Derechos Humanos – CIPRODEH
  4. Movimento Nacional de Direitos Humanos-MNDH Brasil
  5. Instituto Latinoamericano de Servicios Legales Alternativos ILSA
  6. Comisión Nacional de los Derechos Humanos – CNDH-RD
  7. Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH)
  8. Fundación regional de Asesoria en Derechos Humanos – INREDH
  9. Justiça Global
  10. Centro de Políticas Públicas y Derechos Humanos Perú Equidad
  11. Asociación Pro Derechos Humanos (APRODEH)
  12. Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos (LIMEDDH)
  13. Comisión de Derechos Humanos de El Salvador (CDHES)
  14. Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos – CMDPDH
  15. Observatorio Ciudadano
  16. Corporación Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo CCAJAR
  17. Centro de Acción legal en Derechos Humanos (CALDH)
  18. Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH)
  19. Programa Venezolano de Eduación – Acción en Derechos Humanos – PROVEA
  20. Comité de Acción Jurídica (CAJ)
  21. Acción Ecológica
  22. IDHEAS-Litigio Estratégico en Derechos Humanos AC