Tenían en común la identificación con el proyecto político bolivariano que alguna vez encabezó Hugo Chávez. Provenían de las bases político-organizativas del chavismo y eran activistas sociales en sus respectivos espacios de incidencia política. Ambos denunciaron corrupción. Ambos comparten un destino marcado por las dudas, la violencia y la indignación de sus seres queridos.

Sobre Alí Dominguez hay una verdad incontrovertida: murió luego de ser golpeado brutalmente y haber estado desaparecido durante cuatro días. De Alcedo Mora nada se sabe hasta ahora. El dirigente del partido izquierdista PRV-Ruptura y antiguo compañero de luchas del fiscal de la dictadura, Tarek William Saab, desapareció un 27 de febrero de 2015 luego de advertir a sus familiares y compañeros de militancia, sobre el hostigamiento que miembros del SEBIN habían iniciado en su contra por denunciar presuntos hechos de corrupción en la estatal PDVSA-Mérida.

Justamente un día después de cumplirse cinco años de la desaparición de Mora, el periodista y dirigente juvenil del «chavismo disidente» Alí Dominguez, desapareció del radar de familiares y amigos, quienes iniciaron desde el propio 28 de febrero una intensa campaña en redes sociales y medios de comunicación alternativos para dar con su paradero, y denunciar los riesgos que corría por haber denunciado corrupción en la Universidad Bolivariana de Venezuela.

A Dominguez lo golpearon salvajemente. Tenía traumatismo cráneo encefálico; fractura de tabique y desprendimiento de la dentadura. Agonizó en el hospital Domingo Luciani de El Llanito hasta su muerte este 6 de marzo en la madrugada. 

De Mora queda aún la esperanza que albergan sus afectos por encontrarlo con vida. Pero el tiempo sigue corriendo y la impunidad sigue jugando contra esa esperanza. 

Ambos casos generan dudas y profundos temores. ¿Le ocurrió a Alí Dominguez lo mismo que pudo ocurrirle a Alcedo Mora? ¿Estamos frente a un nuevo y nefasto modo de actuación para acallar las voces críticas y disidentes? 

Por ahora sólo nos queda aspirar que no sea así. Nos queda exigir investigación para alcanzar la verdad. Promover la movilización y la presión social suficiente para recuperar y reconstruir la democracia, que permita contar con instituciones autónomas y al servicio de la gente. 


Prensa Provea